Los Órdenes del Amor - Nuevas Constelaciones Sistémicas y FamiliaresBert Hellinger desarrolla su método de Constelaciones Familiares mediante lo que describe como « órdenes del amor. » Fruto de su intuición y de la base que le proporciona la comprensión de los fenómenos que se presentan en el transcurso de las constelaciones que lleva a cabo en psicoterapia.

La repetición de unos mismos fenómenos lo lleva a establecer una teoría realizada a partir de las observaciones, y de la práctica de que todo orden nace del amor. Bert Hellinger habla de un orden predefinido, lo describe como « la observancia de un orden superior de amor; [Amor] que nos obliga a someternos con humildad a nuestro propio destino”.

Estos órdenes aparecen, por tanto, ligados a la noción de humildad. Quizá se puede explicar la humildad por la famosa frase de Bert Hellinger: « Admitir lo que es. » De todas formas, dice, no tenemos elección, estamos sometidos a nuestro propio destino o al lugar que ocupamos en un sistema.

Las Constelaciones están dirigidas por las leyes sistémicas y éstas parecen responder a una gran necesidad actual de claridad y estructura. Necesitamos recordar entre otras cosas que «el ser humano no es un ser solitario, cuya misión principal sería la sola realización personal, […] sino que pertenece y sirve a una entidad más grande y por lo tanto se perjudica a sí mismo cuando perjudica a otros » (Bert Hellinger).

Paradójicamente, el reconocer esta dependencia nos devuelve nuestra fuerza y nuestra libertad de acción, a partir de aquí, podemos salir de la lucha personal y actuar de forma realista y claramente definida. Los conceptos de la humildad y orden pueden parecer algo conservadores, incluso reaccionarios o fundamentalistas, después de un siglo de tendencias anti-autoritarias, de libertades de todo tipo y de « autorrealización » a toda costa.

Autorrealización sin tener en cuenta o ignorando la fuente de toda manifestación, la “razón implicada” de David Bohm (Físico), esa fuerza invisible y por tanto origen de todo movimiento sentido y/o forma visible a nuestros ojos, esas memorias que actúan a niveles de inconsciente colectivo, el alma del sistema, como lo describe Hellinger.

Se entiende por órdenes del amor aquellas leyes o principios de la conciencia sistémica, arcaica, o inconsciente por el que se rige todo sistema humano.

Son precisamente estas leyes que, respetadas, aportan orden en las relaciones. Un orden necesario y a través del cual puede fluir el amor en las relaciones personales. En el no respeto de estos órdenes se encuentra el origen de conflictos personales que más tarde, habiendo creado éstos un desequilibrio en el sistema familiar, organizacional, cualquiera que observemos, se presentan y actualizan como el origen de patologías a nivel psíquico, físico o relacional. Todo sistema humano está regido por estas leyes físicas.

1ª ley – La pertenencia

Ésta se basa en el amor, cuyo propósito siempre es la inclusión. Se trata del derecho a pertenecer totalmente, estar incluido de pleno derecho en el sistema al que pertenecemos.

Nadie puede ser excluido, esto representa que todos los miembros de un sistema son iguales en derecho de pertenencia y deben ser reconocidos según este mismo derecho. La exclusión de un miembro crea un desequilibrio un desorden en el sistema que, más tarde recurrirá a mecanismos de compensación a menudo traumáticos.

La exclusión tiene diferentes facetas. Puede excluirse por simple olvido o porque el comportamiento no corresponde a los valores y creencias del sistema familiar (u otro). Puede ser porque el recuerdo de la persona es causa de dolor, también pueden ser niños no natos, en estos casos no se le menciona.

2ª ley – El sistema jerárquico

Esta ley se realiza a través del tiempo, el que llegó primero es prioritario, el sistema respeta el orden de aparición en el tiempo y lo interpreta como más importante. También es importante la función que desempeña, un miembro cuya función es más importante para la supervivencia o el mantenimiento del sistema tiene prioridad.

3ª ley – La necesidad de equilibrio entre dar y recibir

Cuando alguien nos da algo sentimos de inmediato la necesidad de compensar, de devolver, de equilibrar. Así si alguien nos hace un regalo, sentimos el deseo de darle algo también, pero así como ocurre con lo positivo ocurre también en lo negativo.

Si alguien nos hace un mal, también sentimos la necesidad de devolverlo y de esta forma creamos nuestro intercambio, no se disuelve la relación por ello, la relación se disuelve cuando ya no hay intercambio.

El desequilibrio entre dar y recibir surge cuando alguien da más de lo que recibe o cuando alguien recibe tanto que se siente incapaz de devolver algo equivalente, o cuando alguien es incapaz de tomar del otro…

Cuando respetamos estos órdenes nos sentimos inocentes y el amor puede fluir libremente, el sistema ofrece seguridad y fuerza cualquiera que sea la experiencia que abordamos en la vida.

 
“A veces pensamos que la vida nos pertenece, o que podemos hacer con ella lo que queramos. Probablemente es más cierto lo contrario: nosotros somos los que pertenecemos a la vida que, querámoslo o no, tiene sus reglas, llenando de dicha a quien, humildemente, recoge todo de quienes le precedieron, reconoce a todos su lugar y se abre a intercambiar y a transmitir lo recibido.La pretensión de otra cosa solo acarrea, como atestiguan diversas tradiciones, la expulsión del Paraíso”
(Bert Hellinger)

 

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