UN HERMANO NO RECONOCIDO.

Una mujer lo tiene aparentemente todo: una buena relación con sus padres, un trabajo que le llena y un novio con quien forma una pareja estable. Sin embargo, se siente mal. Siente que no se merece lo que tiene y ve como su familia se preocupa por ella porque la ven angustiada pero ni ella misma sabe por qué se siente así. No hay ningún motivo que ella pueda identificar como causa de su angustia.

En la constelación se descubre que su madre abortó una vez, sin embargo, nunca se ha hablado de ello. De alguna manera se ha excluido a ese miembro del sistema familiar, y la mujer siente una fuerte identificación inconsciente con ese hermano que finalmente no vivió. Nadie sabía que el no reconocer su lugar como uno más en la familia estaba provocando sentimientos de angustia en la mujer. Esos sentimientos de angustia no los provocaba ella sino que procedían de las memorias de la familia (el inconsciente familiar).

UN MUJER QUE NO ENCUENTRA SU HOGAR.

Una mujer ha cambiado varias veces de ciudad en los últimos años, pero no por motivos de familia ni de trabajo. Siente que no encuentra su lugar, una ciudad o país donde vivir. Al cabo de un tiempo de llegar a una ciudad, siente la necesidad de irse, de buscar otro sitio, dejando atrás trabajos y relaciones. Es una sensación que le empuja a seguir viajando, como si buscara encontrar el lugar adecuado para establecerse.

En la constelación se descubre que uno de sus antepasados, de origen africano, fue capturado, sacado de su país y probablemente vendido como esclavo. La mujer está representando de manera inconsciente esa necesidad de su antepasado de volver a su tierra natal, por eso no encuentra nunca un lugar apropiado donde asentarse.

Nuestras acciones están dirigidas e influenciadas por lo que llamamos “campos de fuerza”. Los campos de fuerza nos influyen de manera inconsciente, y están vinculados a una conciencia sistémica, por ejemplo, la conciencia de nuestro sistema familiar.

 

¿De qué manera nos influyen los campos de fuerza de nuestro sistema?

Formamos parte de un sistema (nuestro sistema familiar, compuesto por nuestros hermanos, padres, tíos, abuelos…) y estamos directamente relacionados con ese sistema. Tanto es así que una gran parte de nuestras actitudes, deseos, frustraciones, miedos, inseguridades, etc. no han sido elegidos por nosotros sino que vienen marcados por el inconsciente familiar.

Dicho de otro modo: los hechos ocurridos en el pasado en nuestro sistema familiar son el origen de muchos de nuestros problemas, enfermedades y bloqueos. Los campos de fuerza de nuestro sistema familiar nos empujan a repetir las situaciones que en nuestro pasado no han sido zanjadas y también las situaciones de nuestros antepasados que quedaron por resolver.

Estos campos de fuerza son los que inducen nuestros comportamientos, nuestra forma de reaccionar, nuestra forma de pensar sobre nosotros mismos, sobre los otros, sobre la vida…

Y es que el inconsciente familiar nos mueve sin que nos demos cuenta. Los campos de fuerza de ese inconsciente familiar dirigen muchas de nuestras actitudes y acciones.

¿Qué dice la ciencia al respecto?

Los últimos estudios en física cuántica revelan que los pensamientos y las emociones son campos de fuerza capaces de influenciar la materia (ver las experiencias de M. Emoto sobre la memoria del agua). El bioquímico Rupert Sheldrake revela (con filmaciones) cómo algunos animales predicen la llegada de su amo aun cuando éste se encuentra a kilómetros de distancia, o como se anticipan a un ataque de epilepsia de su dueño. Rupert Sheldrake habla sobre los campos de fuerza (también conocidos como campos mórficos o campos morfogenéticos) en este vídeo.

¿Cómo nos liberamos de las influencias de los campos de fuerza que nos dirigen sin que nos demos cuenta?

Para liberarnos de las influencias negativas que poseen estos campos, necesitamos aprender a terminar las situaciones, a pagar nuestras deudas, a reconciliarnos con los que estamos en conflicto e incluso con las personas por las que sentimos rechazo. Si no podemos hacerlo exteriormente, por lo menos hacerlo interiormente en nosotros mismos mediante un trabajo consciente.

El primer paso para equilibrar nuestro sistema (y por lo tanto liberarnos de las influencias negativas que nos pueda estar provocando) es conocer qué campos de fuerza están influyendo en mí. Averiguar a qué campos de fuerza personales o familiares estoy siendo sometido.

Las Nuevas Constelaciones Familiares y Sistémicas se ocupan de sacarlos a la luz para equilibrarlos. Es un método que, en primer lugar, revela nuestras influencias inconscientes y, en segundo lugar, armoniza y reconcilia todos los elementos de nuestro sistema que pudieran estar en desorden, logrando así un cambio positivo para nosotros en el que podemos sentir como los bloqueos se deshacen y el camino (en la vida personal, amorosa, familiar o profesional) se allana.

 

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