Idris Lahore considera que existen tres niveles en la práctica de constelaciones y representaciones:

– El primer nivel se basa en la teoría de los “Principios de la vida y el amor”

Así como en la de las estructuras de los posicionamientos y de los diálogos de resolución: El cliente y los representantes son principalmente guiados por el constelador, que ha adquirido el saber y el saber hacer necesarios.

– El segundo nivel es llamado el Movimiento “del Alma”

Este se basa en el saber, el saber hacer y la experiencia adquirida en el primer nivel.

Este deja más espacio a los movimientos, no solamente a los que provoca la emoción, el pensamiento, y la palabra sino también y sobre todo a los movimientos del cuerpo físico espontáneos. Los representantes guían más al constelador que lo que son guiados por él.

En este nivel, el saber y el saber hacer técnico así como la experiencia adquirida en el primer nivel, se expresan en primer lugar por la confianza en el Movimiento “el Alma “, que se manifiesta por medio de los representantes, y en segundo lugar por la resonancia más profunda con la cual el constelador mismo, transformado por su trabajo, es capaz de conectar.

– El tercer nivel es el del “Movimiento el Espíritu”

Los movimientos del alma

Aquí el saber, el saber hacer y la experiencia del constelador en los dos niveles anteriores obligatoria y necesariamente se da por sentado que están integrados, sin embargo, juegan un papel secundario.

El nivel de evolución espiritual en el que se sitúa el constelador es el agente esencial de conexión y desarrollo de la constelación en el alto nivel del “Movimiento del Espíritu” de la representación.

En efecto, las fuerzas espirituales se manifiestan en la constelación, en resonancia con el estado del constelador en particular, en resonancia con el nivel en el que encarna las cualidades que son la substancia misma de la que el espíritu está formado: el amor, la compasión por los que sufren, la serenidad frente a los acontecimientos, la alegría interior independiente de cualquier evento.

El alcance de la constelación se crea mediante la capacidad de vacuidad del constelador, lo que permite que el Movimiento del Espíritu se manifieste en sus características de claridad, de atemporalidad y presencia de lo ilimitado en un espacio limitado.

Esta capacidad de presencia y de vacuidad es proporcional al trabajo interior y la liberación del constelador en cuanto a sus emociones y acciones negativas, a los hábitos y dogmatismos teóricos así como a las ilusiones y a los falsos conceptos y saberes.